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Milei denuncia "operación de inteligencia": espionaje interno y guerra electoral

El Gobierno presentó ante la Justicia Federal una denuncia contra una maniobra de inteligencia clandestina que, según la Casa Rosada, buscó desestabilizar al poder en plena campaña electoral. Habla de grabaciones manipuladas de funcionarios, entre ellos Karina Milei, como parte de un ataque dirigido, no una filtración fortuita.

  • 01/09/2025 • 14:35

                
 

El gobierno libertario decidió replicar el escándalo con su propia versión: a través del vocero Manuel Adorni, elevó a la Justicia Federal una denuncia por una "operación de inteligencia ilegal" ejecutada presuntamente para desestabilizar al Ejecutivo. La maniobra incluyó la grabación clandestina, manipulación y difusión escalonada de audios privados de Karina Milei y otros funcionarios —no se trató, según la presentación, de una filtración, sino de un ataque planificado y con posible implicancia extranjera. 



-  "No fue una filtración. Fue un ataque ilegal, planificado y dirigido", remarcó el funcionario. Según pudo saber este medio, la denuncia recayó en el Juzgado Federal 12, que subroga el juez federal Julián Ercolini.

 

Desde el Ejecutivo reclaman que el episodio va más allá de una simple filtración: sostienen que esas conversaciones fueron utilizadas como herramienta de presión política para condicionar al Gobierno a semanas de los comicios. La acusación apunta directamente a una "inteligencia ilegal", sin rodeos.
 

                 

 

Este nuevo frente se suma al ya inflamado escándalo por las coimas en la ANDIS, donde los audios de Spagnuolo señalaron directamente al núcleo del poder. (Podés leer: ¨Nuevos audios hunden al oficialismo: Spagnuolo suma insultos y munición política¨). Ahora, el Gobierno intenta contraatacar con una narrativa de persecución política, hablando de golpe mediático, no de investigación legítima. La denuncia judicial se centra en que se violaron derechos fundamentales: privacidad, integridad institucional y garantías legales en un momento crítico de campaña.(Podés leer también:¨La estrategia libertaria es culpar al mensajero, no explicar los audios¨)

 

En lugar de responder con transparencia, el Ejecutivo optó por disputar la versión del conflicto, acusando una ofensiva ilegal lanzada desde el interior mismo del Estado. Pero este giro tiene un riesgo: convertirse en nueva narrativa de victimización que eclipsa el fondo del caso original. Mientras los tribunales investigan, el Gobierno apuesta a neutralizar el daño político con dos armas: ley penal y relato de espionaje. El gran interrogante ahora es si eso bastará para recuperar el foco electoral, o si lo hundirá aún más bajo sospechas.

 

 

 

 

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