La novela política del momento tiene todo para convertirse en un clásico. El miércoles, el tono tensó tanto que fue inevitable pensar en una versión local de House of Cards: pasillos oscuros, alianzas rotas y rostros que ya no sonríen.                       Primero, Milei optó por el silencio olímpico. El presidente apareció en la Bolsa de Comercio de Rosario en medio de. la crisis por Spagnuolo y evitó hablar del escándalo de las coimas. Frente al escándalo de las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad, el presidente se refugió en una parálisis comunicacional que nadie supo descifrar. No habló. No respondió. Su estrategia fue clara: evitar pronunciarse y esperar que alguien más afronte la ola que lo salpica. Solo eso alcanzó para confirmar que la crisis es de las que desangran por la inacción.                        Al mismo tiempo, desde la Casa Rosada se mueven defensas alternativas. Finalmente separaron de su cargo a Diego Spagnuolo, su amigo y abogado personal, mientras evalúan judicialmente imputarlo por no haber denunciado las maniobras de recaudación que él mismo reveló. (Podes leer:¨Diego Spagnuolo renunció ante escándalo de coimas en Discapacidad¨). La jugada política es descartar responsabilidades propias y cargar la mochila al exfuncionario; aunque ya comenzó el reloj del desgaste político interno.    Ordenado por el juez federal Sebastián Casanello, se llevaron a cabo 14 allanamientos en torno a un escándalo de presuntos sobornos, los señalados están vinculados al entorno presidencial: Kovalivker es socio de la droguería, mientras que Spagnuolo, ex titular de ANDIS, era amigo personal y abogado de Javier Milei. (Leé también:¨Megaoperativo por coimas: allanaron la ANDIS y Suizo Argentina¨)                      El resultado es un gobierno que convive entre el mutismo y la contraofensiva legal. Una economía de evitación que, en lugar de calmar aguas, agita aún más el pantano político en el que están hundidos.   La metáfora de House Cards a la criolla no está de más: esta semana se cristalizó el caos que ya palpita detrás de escena. Milei no confronta. Su omisión pública —"un perturbado", según reseñó El Pulso Político— beca a la pasividad, cuando debería ser vértigo.     El Gobierno cree desinflar el conflicto con una jugada jurídica: echar y posiblemente denunciar a Spagnuolo. Pero el mensaje que transmiten es otro: “Acusás todo, pero no movés un dedo”. Esa inmadurez institucionalmente peligrosa abre grietas donde el naufragio puede hacerse política.   El esquema queda a la intemperie. Fue Milei hoy, pero podría ser cualquier candidato mañana. Cuando tus aliados están en evidencia, y en lugar de resolver, solo los echás, estás en modo supervivencia política, no gobernanza.         Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P