Las dos alternativas que se barajan son la Plaza de Mayo o el Congreso, dos lugares cargados de simbología política. El sector más cercano a La Cámpora insiste con marchar a Plaza de Mayo, emulando las históricas concentraciones del movimiento nacional y popular. “La calle es nuestra, la historia es nuestra”, plantean desde el núcleo duro del kirchnerismo, que ya activó la campaña “Argentina con Cristina” para denunciar una supuesta “persecución judicial”. Sin embargo, los sectores dialoguistas del PJ proponen mudar la concentración al Congreso, con el objetivo de darle un perfil institucional y moderar la protesta ante el escenario judicial adverso. “El mensaje debe ser político, no de confrontación callejera”, sugieren desde el albertismo y el massismo, preocupados por un posible endurecimiento del gobierno de Javier Milei si la protesta escala en tensión. En paralelo, intendentes del Conurbano presionan para no quedar atrapados en una foto de alta conflictividad en Constitución, donde reside Cristina, y prefieren un acto más alejado de su domicilio, para evitar incidentes que compliquen la situación de la expresidenta ante los jueces. La interna refleja la falta de conducción clara en el peronismo tras la condena a Cristina Kirchner y el inicio de su prisión domiciliaria. Nadie quiere pagar el costo de un eventual fracaso movilizador, pero todos temen ceder espacio en la puja por el liderazgo opositor. Por ahora no hay definición oficial, pero la presión de las bases militantes empuja hacia una Plaza de Mayo encendida.