Ni la motosierra ni las criptos alcanzaron. La Libertad Avanza sufrió una dura derrota en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) de la Ciudad de Buenos Aires, donde sus candidatos apenas lograron cosechar el 11% de los votos frente a una oposición que se impuso por amplio margen. Los comicios del CPCE, aunque corporativos, suelen leerse como un termómetro del clima político entre los profesionales. Y esta vez marcaron un mensaje claro: el apoyo a las políticas económicas del oficialismo empieza a resquebrajarse incluso entre su base técnica más afín. La lista opositora "Unidad Profesional" —integrada por sectores peronistas, radicales e independientes— obtuvo más del 65% de los votos, quedándose con la conducción del Consejo. En segundo lugar quedó una lista de corte más progresista, mientras que los libertarios de "Profesionales por la Libertad" terminaron terceros y lejos. Para La Libertad Avanza, el resultado fue un baldazo de agua fría. Esperaban un desempeño mucho más competitivo en un ámbito en el que suelen tener llegada por afinidad ideológica, sobre todo entre los jóvenes profesionales. Sin embargo, la caída del salario real, el ajuste fiscal y el parate económico empezaron a pasar factura incluso en sectores históricamente cercanos al discurso liberal. En off, algunos dirigentes libertarios admitieron que la elección fue “floja” y “peor de lo esperado”, aunque intentaron relativizar su importancia institucional. No obstante, varios referentes del espacio económico ven en este revés una señal de alerta: si los profesionales se alejan, el modelo pierde legitimidad técnica. Desde la oposición, en cambio, celebraron el triunfo como un síntoma del “fin del espejismo” libertario, y aprovecharon para cuestionar el rumbo económico del Gobierno. “Ni los economistas acompañan ya este ajuste”, ironizó un dirigente que participó del armado opositor. El resultado también sacudió a los espacios universitarios: la victoria opositora fue contundente entre los jóvenes contadores y economistas de la UBA, lo que anticipa posibles cambios en la política gremial de base. En definitiva, lo que parecía una elección de bajo perfil terminó siendo un sacudón para el oficialismo libertario en un sector clave. En los pasillos del CPCE porteño, el mensaje fue claro: ni Milei ni Caputo convencen como antes.