La situación en el Hospital Garrahan, el principal centro pediátrico del país, se agravó en las últimas horas con la decisión de los médicos residentes de lanzar un paro total. Frente a esta inminente medida de fuerza, el Gobierno nacional solicitó suspender por 48 horas la protesta, con la esperanza de abrir una instancia de negociación que frene el deterioro del conflicto sanitario. La medida de fuerza, impulsada por la Asamblea de Residentes y Concurrentes del Garrahan, es una respuesta a la negativa del Ejecutivo de avanzar con mejoras salariales, actualización de viáticos, estabilidad laboral y condiciones dignas de trabajo. La convocatoria al paro fue votada de forma unánime y con fuerte respaldo del personal hospitalario, luego de meses de reclamos desoídos. “Llevamos más de un año y medio sin respuestas concretas. Los sueldos están por debajo de la línea de pobreza y las guardias son cada vez más extenuantes”, señaló una médica residente en diálogo con la prensa. El malestar escaló luego de que el Ministerio de Salud descartara la posibilidad de un aumento en el corto plazo y desestimara los planteos de formalización laboral. La presión social creció tras conocerse que en los últimos 18 meses más de 100 profesionales, entre médicos y técnicos especializados, presentaron su renuncia al hospital, escapando del deterioro de las condiciones laborales. La sangría de profesionales impacta directamente en la calidad de atención de un hospital que recibe casos críticos de todo el país. En este contexto, el Gobierno nacional pidió una tregua: 48 horas sin paro para “avanzar en una mesa de diálogo”. La propuesta fue recibida con cautela por los trabajadores, que exigen que no se trate de una estrategia dilatoria. “No queremos que nos usen para ganar tiempo. Necesitamos soluciones concretas ya”, advirtió un representante de la asamblea. El Garrahan, símbolo de excelencia médica y orgullo nacional en el tratamiento de enfermedades pediátricas complejas, atraviesa su peor momento institucional desde su creación. La crisis no sólo pone en riesgo la atención de miles de niños, sino que también deja al descubierto el vaciamiento silencioso del sistema de salud pública. Organizaciones de padres y ONGs vinculadas a la salud infantil ya manifestaron su apoyo a los médicos residentes y exigen al Gobierno una respuesta inmediata. El conflicto en el Garrahan es hoy un termómetro de la salud pública en la Argentina: una pulseada entre la dignidad profesional y un Estado que, por ahora, parece no estar a la altura.