Política y economía global

Murió José “Pepe” Mujica: el adiós a un líder que vivió como pensó

Murió José "Pepe" Mujica a los 89 años. El expresidente uruguayo, referente ético y político de toda América Latina, falleció en su chacra tras una larga lucha contra el cáncer. Austero, rebelde y profundamente humano, deja un legado imborrable como símbolo de honestidad, coherencia y amor por el pueblo.

  • 14/05/2025 • 14:51

José “Pepe” Mujica falleció el martes 13 de mayo a los 89 años, en su chacra de Rincón del Cerro, Montevideo, acompañado por su compañera de vida, Lucía Topolansky. El expresidente uruguayo, símbolo de la izquierda latinoamericana y referente ético global, murió tras una larga batalla contra un cáncer de esófago que, en sus últimas semanas, lo había llevado a rechazar tratamientos para vivir sus días finales en paz. 

Su vida fue una epopeya de coherencia: guerrillero tupamaro, preso político durante 14 años —la mayoría en aislamiento—, y luego presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Desde la cárcel hasta el Palacio Legislativo, Mujica nunca abandonó su compromiso con la justicia social, la austeridad y la libertad.

Durante su presidencia, impulsó reformas históricas como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del cannabis. Pero su mayor legado fue su ejemplo: vivió en su chacra, donó el 90% de su salario y condujo su viejo Volkswagen Beetle. Se convirtió en un símbolo de honestidad y humildad, conocido como “el presidente más pobre del mundo”. 

En enero de 2025, Mujica anunció que su cáncer había hecho metástasis y que no seguiría con tratamientos: “Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo entonces.

La noticia de su muerte generó una ola de homenajes en toda América Latina. El presidente uruguayo, Yamandú Orsi, lo despidió con un mensaje conmovedor: “Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y tu profundo amor por tu pueblo”. 

Este miércoles comenzó el velatorio en el Palacio Legislativo de Montevideo, tras un cortejo fúnebre que recorrió lugares emblemáticos de su vida política. Miles de personas se acercaron a despedirlo, en un clima de profundo respeto y emoción.

Pepe Mujica pidió ser cremado y que sus cenizas descansen bajo un árbol en su chacra, junto a su perra Manuela. Así, en la tierra que cultivó y amó, quedará su memoria sembrada para siempre.

Se va un hombre que hizo de la política un acto de amor y de la vida un ejemplo de sencillez. Su legado trasciende fronteras y generaciones. Hasta siempre, Pepe.