Con el quiebre ya instalado en la Casa Rosada y en el círculo íntimo del expresidente, se derrumba uno de los principales planes de contención política que buscaba estructurar una oposición aliada en el principal distrito electoral del país. Las charlas que habían comenzado con entusiasmo entre operadores libertarios y figuras del PRO bonaerense se diluyeron en medio de reproches, desconfianza y fuego cruzado entre ambas dirigencias. Desde el entorno de Macri aseguran que Milei nunca estuvo realmente dispuesto a compartir poder ni a ceder espacios estratégicos, mientras que en el oficialismo acusan al expresidente de intentar imponer condiciones sin asumir compromisos de gestión. El punto más tenso surgió cuando se planteó la posibilidad de avanzar con una candidatura en la Provincia de Buenos Aires bajo una fórmula consensuada: esa idea, que hace semanas parecía avanzar, quedó totalmente descartada. En paralelo, la figura de Cristian Ritondo, inicialmente promovida por el PRO como posible puente entre ambas fuerzas, perdió terreno y quedó en un limbo político. Mientras tanto, Karina Milei y Santiago Caputo endurecieron su postura respecto a los armados electorales con aliados, apostando a consolidar una estructura 100% libertaria en cada distrito. La interna se aceleró luego de que varios dirigentes del PRO manifestaran malestar por las últimas decisiones del Ejecutivo nacional, especialmente en materia de manejo de la economía, vínculo con los medios y roces institucionales. La visita de Macri a Córdoba, donde volvió a mostrarse activo y crítico, fue leída en Balcarce 50 como una señal clara de distanciamiento. El efecto dominó ya impacta en el mapa político: en la provincia de Buenos Aires, donde Juntos por el Cambio se desmoronó como espacio orgánico, el quiebre con Milei deja a la oposición fragmentada. Por un lado, sectores del PRO resisten alinearse con el oficialismo libertario, y por otro, La Libertad Avanza empieza a tejer acuerdos con sellos locales sin depender de estructuras tradicionales. La expectativa de un pacto Milei-Macri para enfrentar al peronismo en el conurbano queda sepultada por las diferencias personales y estratégicas. En este contexto, tanto el oficialismo como el exmandatario deberán recalcular su juego político rumbo a las legislativas de 2025. El quiebre es más que un distanciamiento coyuntural: expone el choque entre dos visiones del poder. Una basada en el orden y la construcción política clásica, otra en la confrontación permanente y el desprecio por los acuerdos. La grieta ya no es solo kirchnerismo vs. antikirchnerismo: ahora también se expresa dentro del mismo universo opositor, que ya no lo es tanto.