La fractura ya es un hecho. El Partido Justicialista de Mendoza irá a una interna para definir sus candidatos legislativos de octubre tras fracasar, una vez más, en el intento de construir una lista de unidad. Las negociaciones llegaron a su fin sin acuerdo y los distintos sectores del justicialismo provincial competirán entre sí en una primaria que promete ser tensa, desgastante y con consecuencias políticas profundas. El cierre de listas expuso las profundas diferencias que atraviesan al PJ local: sectores ligados al kirchnerismo duro, el peronismo tradicional, referentes locales alineados con La Cámpora, intendentes con juego propio y figuras más moderadas vinculadas a Sergio Massa no lograron articular un esquema común. Cada espacio buscó imponer sus nombres, y la falta de una conducción clara terminó de dinamitar los puentes. “No hay conducción, no hay estrategia y no hay generosidad política. Así es imposible”, se lamentó un dirigente cercano al ex intendente de Maipú, Alejandro Bermejo, uno de los que intentó acercar posiciones. Otros apuntaron directamente contra el actual presidente del PJ mendocino, Guillermo Carmona, al que acusan de “encerrarse en su esquema” y no abrir el juego a nuevos liderazgos. En medio del panorama adverso, la interna será una verdadera prueba de fuego: se espera que se presenten al menos tres listas con representación territorial y armado real. La preocupación central no es solo la división del voto peronista en las PASO, sino el desgaste que podría dejar de cara a la elección general, donde el radicalismo busca consolidar su hegemonía en la provincia. Mendoza, una provincia históricamente adversa para el peronismo, cobra ahora una relevancia simbólica. Mientras a nivel nacional el Frente Renovador presiona por una unidad sin tutelas y Kicillof se proyecta como líder opositor, el PJ mendocino aparece atrapado en una lógica interna que lo debilita electoralmente y lo aleja de cualquier proyecto superador. Desde Buenos Aires, dirigentes nacionales miran con preocupación lo que ocurre. “Es un reflejo de lo que no tenemos que hacer: repetir los errores de 2021, cuando por pelear los cargos perdimos la calle y el voto”, confesó un senador bonaerense con vínculos en la región de Cuyo. La interna ya está en marcha y las heridas se harán visibles en la campaña. Queda por ver si después de octubre habrá margen para suturar o si, por el contrario, el peronismo mendocino seguirá siendo un laboratorio de frustraciones, personalismos y derrotas anunciadas.