En medio de un acto solemne en Cádiz, con la presencia del alcalde y el cónsul argentino, Wenceslao Bunge Saravia cerró su discurso rindiendo tributo al líder independentista José de San Martín con esta frase: > “¡Viva Argentina, viva San Martín, viva Cádiz, viva España, viva el Rey y viva la libertad!”     La contradicción fue inmediata: conmemorando a un prócer que luchó contra la monarquía española, el embajador nacional ensalzó al rey. El momento desató indignación en redes y medios, y fue ignorado por la cuenta oficial de la embajada.   San Martín encarnó la lucha por la libertad como destino irrenunciable de los pueblos. Su gesta no fue solo militar: fue un proyecto político y moral que buscaba garantizar soberanía y dignidad frente a cualquier poder externo. En este contraste histórico, resulta llamativo que hoy, en un acto en su homenaje, se hayan escuchado expresiones de sumisión como el “¡Viva el Rey!”, que contradicen aquel espíritu emancipador. Recordar a San Martín es también recordar que la independencia no se negocia ni se relativiza: su legado interpela directamente a quienes hoy gobiernan y a sus representantes diplomáticos, porque la libertad por la que él peleó no se puede rebajar a gestos que evocan obediencia a viejas coronas o intereses ajenos al pueblo argentino. ¿Quién es y cómo llegó al cargo?   Además de su carrera en el sector financiero, Bunge Saravia es una figura del establishment agrofinanciero con vínculos directos con Monsanto y empresas del agro exportador. Comparte sociedades en Wendía S.A. con ejecutivos de Lacau y Cía, Bio Verde Energía, Nayahue SAAG y otros actores clave del agronegocio, así como con un ex presidente global de Bayer Crop Science  . El contraste es notorio: mientras se presenta como un embajador alineado con la austeridad libertaria, su entorno materializa una conexión profunda con el poder económico más concentrado.   El nombramiento de Bunge Saravia como embajador fue aprobado en mayo de este año mediante el Decreto 319/2025 y convalidado por el Senado (53 votos a favor y solo 2 en contra)  . El diplomático no proviene de carrera, sino del mundo financiero. Además, tuvo que renunciar a su ciudadanía española adquirida en 2023 para ser habilitado en el cargo  . Su designación se dio tras un período de vacancia en la embajada, y como desenlace de internas dentro del oficialismo, que primero apoyó a otro candidato diplomático pero finalmente optó por Bunge  . El episodio tensiona aún más la relación con Madrid, ya afectada por comentarios de Milei sobre el presidente Sánchez y su familia  .   La elección de Bunge Saravia, íntimo del canciller Werthein —quien lo propuso para el cargo— evidencia que no bastó su ausencia de trayectoria diplomática ni falta de perfil público: fue su cercanía personal lo que lo llevó al envase de representación internacional  . En un gobierno que pregona la ruptura con la casta política, esto suena más a reciclaje de privilegios que a renovación.   En síntesis: nombrar como embajador a un exbanquero empresario sin formación diplomática ya reflejó un alineamiento del cargo con perfiles de conveniencia política. La intervención en Cádiz, celebrando al rey en un homenaje al padre de la patria, no solo desvirtúa el discurso presidido sobre libertad e identidad nacional, sino que también subraya la falta de sensibilidad histórica del diplomático. El episodio expone una incoherencia que trasciende lo simbólico: en pleno contexto de erosión de soberanía, el Estado representado por  Bunge Saravia literalmente proclama en voz alta lo que años atrás era inviable incluso en gobiernos de derecha clásicamente conservadores. Ése es el valor real del mensaje de Bunge Saravia: revela la naturaleza de un pensamiento despreocupado por contradicciones ideológicas y dispuesto a reversionar climas simbólicos sin reparar en antecedentes nacionales.   Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P