El conflicto entre el gobierno de Javier Milei y la Asociación del Fútbol Argentino escaló a niveles alarmantes. Con la publicación de la disposición 16/2025 del Ministerio de Capital Humano, que incrementa de forma abrupta las alícuotas previsionales que deben pagar los clubes, el Poder Ejecutivo profundizó su embestida contra el modelo organizativo del fútbol nacional. (podés leer: ¨Milei va por todo: quiere romper los clubes para entregarlos al mercado¨). Esta maniobra se da luego de que el gobierno desconociera los consensos alcanzados en un comité oficial que incluyó a representantes de AFA, clubes y funcionarios del propio gabinete. La AFA respondió con un comunicado demoledor. No solo recordó que el sistema previsional especial vigente desde 1978 ha sido clave para garantizar la regularización laboral en el fútbol, sino que además dejó en evidencia que presentó una propuesta técnica viable y acordada con los parámetros del Estado. Esa propuesta —que incluía un aumento progresivo de las contribuciones hasta el 8,5%— fue ignorada. En cambio, el gobierno resolvió por decreto un ajuste brutal: llevó el porcentaje destinado a deuda del 0,5% al 5,56%, sin justificación, sin negociación y sin contemplar los beneficios que otras entidades sin fines de lucro reciben bajo el régimen general. (Podés leer el comunicado oficial de la AFA: acá: ¨La mentira, a la orden del día. La única verdad es la realidad¨). Lo que está en juego no es solo una pulseada entre un gobierno libertario y una federación deportiva. Lo que se disputa es el alma del fútbol argentino: si seguirá siendo un entramado de clubes sociales y populares, que tiene  como función en el conurbano y el interior del país una contención social importante, o si será convertido en un negocio manejado por fondos de inversión y oportunistas con contactos en el poder. La AFA, con Toviggino como vocero firme del interior profundo, advierte que este no es un debate económico, sino político y cultural.                                                     “Los clubes no son empresas”, recordó el comunicado, subrayando que el fútbol profesional argentino sostiene actividades comunitarias, recreativas y educativas a lo largo del país. Miles de trabajadores, docentes, formadores, deportistas y familias dependen de esa red. “El régimen especial solidario permitió que el 100% de los empleados esté en blanco, con obra social y cobertura”, remarcaron, contrastando con la precariedad que impera en otros sectores. El gobierno, sin embargo, eligió el camino de la confrontación. Ignoró las reuniones de trabajo, desconoció la propuesta equilibrada, aumentó unilateralmente la carga impositiva y ahora busca instalar el relato de que “la AFA no quiere pagar”. Una construcción peligrosa que esconde una operación de pinzas: ahogar financieramente a los clubes para forzarlos a aceptar la privatización como única salida. La ofensiva, además, se da en un contexto donde otros sectores sociales reciben beneficios fiscales y condonación de deudas. Paradójicamente, los clubes que cumplieron y mantuvieron regularizadas sus obligaciones, hoy son castigados. La RG 5577/24 —que condona el 90% de deudas a muchas entidades sin fines de lucro— no se aplica a los clubes en este esquema. Peor aún: se los penaliza con aumentos desproporcionado       ¡No te pierdas ningún detalle de la política argentina y mundial! Síguenos en nuestro canal de WhatsApp: Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P