El gobierno de Mendoza, encabezado por Alfredo Cornejo, logró avanzar con una de las reformas electorales más controvertidas del año: la suspensión de las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) para 2025. La medida fue aprobada con el respaldo de sectores opositores, incluidos algunos bloques del peronismo, lo que permitió al oficialismo sortear la resistencia de parte del arco político y avanzar con su estrategia electoral. El argumento central es el ahorro fiscal, en sintonía con el discurso nacional de recorte de gastos. Sin embargo, en el trasfondo aparece una jugada política más amplia: con las PASO fuera del calendario, el oficialismo busca limitar la competencia interna en el Frente Cambia Mendoza y evitar que La Libertad Avanza gane volumen por dentro de una interna.                Paralelamente, fuentes cercanas al Ejecutivo provincial confirmaron que ya se iniciaron conversaciones con referentes libertarios para sellar un posible acuerdo electoral. El entendimiento incluiría cargos legislativos, reparto de espacios en las listas y una agenda común en temas económicos y fiscales. La intención es evitar la fragmentación del voto opositor al kirchnerismo, anticipándose a un eventual escenario nacional polarizado en 2025. Desde sectores opositores críticos advirtieron que esta maniobra representa un retroceso institucional, al suprimir una herramienta que garantiza la participación democrática dentro de los partidos. También se cuestionó la falta de un debate ciudadano más amplio sobre una reforma que impacta de lleno en el sistema electoral. De esta forma, Mendoza se convierte en la primera provincia del país en eliminar las PASO en este nuevo ciclo político, en una jugada que podría replicarse en otros distritos si prosperan alianzas similares con La Libertad Avanza.