El cimbronazo judicial que sacudió al kirchnerismo tras la confirmación de la condena a Cristina Kirchner por la causa Vialidad generó una inmediata reacción en todo el peronismo, que salió en bloque a denunciar una maniobra de "proscripción política". La ex presidenta, inhabilitada para ocupar cargos públicos, ya se posiciona como víctima de lo que considera un “partido judicial” al servicio del Gobierno de Javier Milei. En una cumbre relámpago en la sede nacional del PJ, gobernadores, intendentes del conurbano bonaerense, senadores y referentes sindicales alinearon un mensaje único: "A Cristina la quieren fuera de la cancha porque saben que no pueden ganarle en las urnas". La consigna circuló con fuerza en redes sociales y en los discursos de varios dirigentes de peso como Axel Kicillof y Sergio Massa, quienes llamaron a “defender la democracia” ante lo que consideran un fallo "arbitrario y persecutorio".   El gobernador bonaerense, que hasta hace días amagaba con tomar distancia de la interna nacional, se puso ahora al frente de la resistencia y no descartó una movilización masiva en Plaza de Mayo. La CGT, las dos CTA y los principales movimientos sociales ya confirmaron que convocarán a una protesta "en defensa de los derechos políticos de Cristina". Incluso sectores que mantenían diferencias con el kirchnerismo duro, como algunos intendentes peronistas del interior, salieron a repudiar el fallo y a advertir que "se está vulnerando la voluntad popular". En paralelo, Máximo Kirchner encabezó una reunión reservada con La Cámpora para ordenar la tropa juvenil y preparar una campaña que intente instalar la idea de "proscripción", apelando al caso de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. "Quieren eliminarla de la política porque no la pueden derrotar en elecciones libres", disparó Martín Ascúa, candidato a gobernador en Corrientes, alineado con la ex mandataria. El propio Axel Kicillof agregó que “la democracia está herida” y pidió a la militancia mantenerse movilizada. El operativo clamor en favor de Cristina ya empieza a tomar forma. Desde la Casa Rosada observan con atención la reacción peronista y temen que el fallo judicial, que creían lapidario para el kirchnerismo, pueda tener un efecto búmeran y revitalizar a una dirigencia que parecía en retirada. Mientras tanto, la expresidenta analiza reaparecer en público en los próximos días, con un acto que podría marcar el inicio de una nueva etapa en su estrategia: la de la víctima de la "persecución judicial", con vistas a resistir desde el llano y condicionar el tablero electoral de cara a 2025. El peronismo huele sangre y se alista para dar batalla. La grieta, lejos de cerrarse, vuelve a ampliarse.