Cristina Fernández de Kirchner decidió volver a jugar donde el peronismo aún tiene alma propia: la Tercera Sección Electoral. La ex presidenta será candidata —aún no se define el cargo exacto— en el conglomerado de municipios que históricamente le ha sido fiel al justicialismo y que representa el núcleo duro del voto kirchnerista en la provincia de Buenos Aires. La decisión, si bien se esperaba con cautela, confirma que Cristina no está dispuesta a ceder del todo su protagonismo en la política nacional. Luego de meses de especulaciones y tras la consolidación del liderazgo de Axel Kicillof en el armado bonaerense, la ex mandataria decidió tomar las riendas de una campaña territorial donde todavía goza de una base electoral sólida. La Tercera Sección Electoral incluye municipios clave como La Matanza, Lomas de Zamora, Quilmes, Almirante Brown, Avellaneda, Lanús, Florencio Varela y Berazategui, entre otros. Es un distrito con alta densidad poblacional, profundas desigualdades y fuertes tradiciones peronistas. En 2023, la sección aportó más del 35% de los votos al peronismo bonaerense, y representa un bastión que Milei todavía no logró penetrar del todo. Para Cristina, además, esta candidatura tiene un componente simbólico: vuelve a poner el cuerpo en el barro del conurbano, en una región golpeada por la inflación, la caída del empleo informal y los recortes sociales. “No hay peronismo sin conurbano”, habría dicho a sus íntimos, marcando su intención de preservar influencia de cara a una nueva reconfiguración del PJ. Desde el entorno de La Cámpora aseguran que el objetivo no es solo la elección: también se juega el liderazgo partidario, el control legislativo y el rumbo de la oposición al gobierno libertario. “Cristina vuelve al centro del ring, donde la pelea siempre fue cuerpo a cuerpo”, sintetizó un dirigente local. La campaña promete ser intensa. Enfrente, el oficialismo buscará polarizar con el pasado K y con Kicillof como blanco principal. Pero Cristina apuesta a que en el conurbano más profundo todavía hay una mística que no muere.