La discusión por el aumento jubilatorio volvió a instalar tensión en la Cámara de Diputados, y el tablero político quedó alterado luego de que fracasara el intento de Silvia Lospennato por sostener una estrategia unificada dentro del PRO. Ahora, todos los ojos se posan en Luciano Laspina y María Eugenia Vidal, quienes quedaron como posibles bisagras para destrabar un acuerdo en la oposición. El proyecto, impulsado por sectores del radicalismo, Hacemos Coalición Federal y bloques provinciales, propone una mejora sustancial en los haberes jubilatorios, e incluye un piso de actualización que supera el esquema actual del gobierno libertario. La iniciativa ya tiene respaldo del bloque peronista y también de algunos referentes dialoguistas, pero aún está lejos del quórum. El PRO, profundamente dividido desde las elecciones, aparece como el actor clave. Lospennato intentó encabezar una postura intermedia que no terminó de conformar ni a los halcones ni a los moderados. Su fallido intento de acercar posiciones la dejó fuera del eje de decisión. Ahora, el peso recae sobre Laspina, economista con buena llegada a sectores liberales, y sobre Vidal, que aunque bajó su perfil desde su salida del gobierno porteño, aún conserva poder simbólico dentro del espacio. Ambos están siendo presionados por distintos sectores. Las bases sociales del PRO –sobre todo en la Provincia de Buenos Aires– exigen respaldo a los jubilados en un contexto económico crítico. Pero al mismo tiempo, la cercanía de parte del PRO con Javier Milei y la agenda del ajuste pone en jaque cualquier apoyo que implique un aumento de gasto público. La Casa Rosada ya expresó su rechazo al proyecto y advierte que un “festival de leyes con impacto fiscal” no será aceptado. Pero en el Congreso, el humor social empieza a pesar, y los costos políticos de rechazar mejoras para jubilados en plena recesión podrían ser más altos que los riesgos macroeconómicos que señala el oficialismo. Vidal todavía no definió su voto, aunque su entorno asegura que “no va a estar del lado del recorte si no hay otra alternativa de contención”. Laspina, en tanto, pidió revisar los números con lupa y planteó que “es necesario un esquema responsable que no arrase con las cuentas públicas”. La votación aún no tiene fecha definida, pero se espera que el tema vuelva al recinto en los próximos días. En ese contexto, Laspina y Vidal podrían inclinar la balanza. El PRO, mientras tanto, enfrenta una de sus mayores encrucijadas: alinearse con el gobierno libertario o recuperar la sensibilidad social que lo alejó de su electorado histórico.