La pelea de fondo entre Javier?Milei y Mauricio?Macri se trasladó al conurbano profundo. A sabiendas de que la provincia de Buenos?Aires define cualquier elección nacional, los 58 intendentes PRO se reunieron en Vicente?López con un mensaje inequívoco: “Sin nuestra estructura no hay fiscalización, y sin fiscales no hay milagro libertario”. La foto la encabezaron Diego?Valenzuela (Tres de Febrero), Julio?Garro (La Plata) y Soledad?Martínez (Vicente?López), flanqueados por Cristian?Ritondo y Jorge?Macri, quienes ofician de puentes –cada vez más endebles– con la Casa Rosada. El planteo es concreto. Exigen que el armado bonaerense contemple tres casilleros clave: la cabeza de lista de diputados nacionales, la presidencia de la Cámara baja provincial y el control logístico de la fiscalización en las mesas del conurbano. A cambio, garantizan 35?mil voluntarios y la maquinaria de municipios que concentran casi 6?millones de votantes. “No somos socios menores; sin intendentes no hay épica libertaria el 27 de octubre”, disparó Valenzuela en referencia a la fecha de las legislativas. Del lado libertario, Guillermo?Franco –ministro del Interior y negociador designado por Milei– tantea un equilibrio imposible. Sabe que los libertarios carecen de despliegue territorial propio, pero teme una cesión que desdibuje la identidad anti?casta que Milei enarbola. La orden que baja desde Balcarce?50 es explorar una boleta de “frente amplio” donde LLA conserve el primer candidato, quizá la economista Diana?Mondino, y el PRO se quede con el segundo y cuarto lugar, dejando el tercero a un extrapartidario aliado (suena José?Luis?Espert). La presión se amplifica porque, según encuestas que circulan en ambos campamentos, sin confluencia la oposición peronista –agrupada detrás de Axel?Kicillof– podría quedarse con hasta 12 de las 35 bancas en juego, gracias a la fragmentación rival. Con unidad, en cambio, la lista libertario?amarilla aspiraría a 18?19 escaños, un botín legislativo que Milei necesita para sostener futuras reformas. A la mesa se suma un actor silencioso pero determinante: los fondos para obra pública. Los intendentes amenazan con ralentizar proyectos si la Rosada no afloja partidas, justo cuando el gobierno busca exhibir superávit primario. “Si nos aprietan el bolsillo, la calle se enfría”, deslizó un jefe comunal de la Primera Sección. En paralelo, la relación personal Milei?Macri se deteriora cada hora desde la denuncia por el video deepfake. El ex?presidente interpreta la difusión de la pieza como una declaratoria de guerra y advierte a sus alcaldes que no entreguen la boleta “gratis”. Milei, a su vez, se niega a “negociar bajo extorsión” y apuesta a tensar la cuerda. El problema es el calendario: el 12 de junio vence el plazo para registrar alianzas ante la Junta Electoral bonaerense. Quedan veinte días y muchas sillas por repartir. Por ahora, los intendentes mantienen la llave del territorio. Y en Buenos?Aires, la llave del territorio suele ser la llave del poder.