La noche del jueves, el histórico caserón de Rodríguez?Peña se transformó en el epicentro de una negociación contrarreloj. Bajo el paraguas de Oscar Parrilli, desfilaron Axel?Kicillof, Ricardo?Quintela, Gerardo?Zamora, Héctor?Daer, Pablo?Moyano, Sergio?Palazzo y un puñado de intendentes del conurbano encabezados por Martín?Insaurralde. El objetivo fue evitar que el peronismo llegue a 2025 deshilachado en varias boletas, algo que la mayoría considera una condena a la irrelevancia parlamentaria.             Tras cuatro horas de reunión a puertas cerradas, emergió una decisión salomónica: suspender el congreso partidario previsto para junio y abrir una “Mesa Federal de Reconstrucción” con representación paritaria de gobernadores, CGT y barones bonaerenses. La hoja de ruta marca sesenta días para redactar un documento programático que fije posición frente al ajuste de Javier?Milei y siente las bases de una lista de unidad. La iniciativa fue celebrada por la central obrera, que ve en la confluencia electoral la única forma de conservar poder de negociación en los próximos dos años. Sin embargo, las heridas internas siguen supurando. Los emisarios de La?Cámpora insistieron en depurar a los funcionarios identificados con Alberto?Fernández, a quienes responsabilizan por la derrota de 2023. El cordobés Juan?Schiaretti, por su parte, reclamó encabezar la boleta de senadores en su provincia y advirtió que no resignará protagonismo ante el kirchnerismo porteño. Desde los movimientos sociales, Juan?Grabois volvió a amenazar con competir por fuera si no se garantiza un “cupo cierto” para la economía popular.          El factor decisivo lo mantiene Cristina?Kirchner. La vicepresidenta no apareció en la foto, pero se conectó por Zoom para enviar un mensaje de siete minutos: llamó a “poner el cuerpo” contra el plan de ajuste y recordó que “sin magnanimidad no habrá 2025”. Traducido: está dispuesta a habilitar la unidad, siempre y cuando el acuerdo incluya un programa anti?tarifazos y, sobre todo, un compromiso tácito de blindaje judicial para ella y su entorno de cara al inminente fallo de Casación en la causa Vialidad. Los presentes salieron con sensaciones encontradas. Un gobernador del norte describió el clima como “50?50 entre un frente único y la implosión definitiva”. Otro dirigente de la CGT se mostró menos dramático y apostó a que “la necesidad tiene cara de hereje; al final nos vamos a juntar”. Mientras tanto, los números que circulan en las encuestas internas exponen el riesgo de dispersión: con tres listas peronistas la primera minoría en Diputados se escurre y el libertarismo podría lograr un triunfo histórico. El cronograma tentativo fija para el 30 de mayo el lanzamiento formal de la Mesa Federal en el Consejo Federal de Inversiones. A mediados de junio habrá un retiro programático en Chapadmalal y en julio un encuentro con los movimientos sociales en Cañuelas. El congreso partidario –si la tregua sobrevive– se celebraría finalmente en agosto, en Córdoba capital, un gesto a la liga mediterránea que sueña con mayor protagonismo. Todo, sin embargo, depende de que Cristina dé el último visto bueno. Hasta entonces, la unidad peronista seguirá siendo apenas un proyecto en construcción, sujeto a la misma volatilidad que sacude al tablero político desde la irrupción de Milei.