El peronismo bonaerense sigue en ebullición. Juan Grabois se reunió con Cristina Fernández de Kirchner, con autorización del tribunal que la condenó por la causa Vialidad.. El encuentro, que no figuraba en ninguna agenda pública, encendió las alarmas dentro del panperonismo, donde la puja por los lugares en las boletas es feroz y nadie quiere quedar afuera. Grabois, referente del Frente Patria Grande y de los movimientos sociales que orbitan el universo kirchnerista, con una misión clara: asegurarse representación en las listas provinciales del 7 de septiembre. Pero también, enviar una señal de resistencia a los armadores más ortodoxos del PJ que buscan correrse del clamor militante y concentrarse en “candidatos de gestión”. Cristina lo recibió con la frialdad táctica que la caracteriza. Aunque no dio definiciones, escuchó, tomó nota y dejó entrever que el esquema final dependerá de múltiples equilibrios: La Cámpora, el massismo, los intendentes y los sectores del “campo popular” que Grabois pretende representar. Desde el entorno del dirigente social dejaron trascender que no buscan “puestos por puestos”, sino una representación genuina que exprese a los barrios y a la economía popular. Pero la rosca es despiadada: en algunas secciones todavía no hay acuerdo ni siquiera entre los sectores más tradicionales del PJ, y la presión para bajar a los sectores más disruptivos es fuerte. La reunión con la ex presidenta ocurre además en un clima espeso. Grabois viene cuestionando fuertemente al gobierno de Javier Milei, con un discurso que mezcla calle y doctrina. Pero también lanzó dardos hacia adentro del peronismo, señalando la pasividad de algunos dirigentes frente al ajuste. Cristina, en ese sentido, sigue jugando al ajedrez: escucha a todos, mide cada movimiento y, como siempre, espera el momento indicado para mover la pieza que ordene el tablero. En paralelo, La Cámpora busca quedarse con la lapicera en las secciones claves, mientras los intendentes del conurbano presionan para blindar sus territorios. El “operativo unidad” está lejos de concretarse, y cada actor busca asegurarse poder propio en un escenario donde el peronismo sabe que, esta vez, no hay margen para el error. El cierre de listas se acerca. Y en ese vértigo, la reunión entre Cristina y Grabois no es sólo un gesto: es una advertencia para quienes creen que los movimientos sociales son un decorado del armado político. En un contexto de crisis económica y ofensiva neoliberal, nadie quiere quedar afuera de la representación. Ni siquiera los que se jactan de no formar parte del sistema.         ¡No te pierdas ningún detalle de la política argentina y mundial! Síguenos en nuestro canal de WhatsApp: Canal WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbBqLhV4tRroiQaqOB0M Y en nuestra: Red X (EX Twitter): https://x.com/El_Pulso_P