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Crisis en la cúpula: el gobierno admite su propio incendio interno

El ministro del Interior, Guillermo Francos, blanqueó lo que ya es inocultable: la pelea entre Javier Milei y Victoria Villarruel no es una discusión aislada, sino el síntoma de una crisis política profunda dentro del oficialismo. El cortocircuito entre Casa Rosada y el Senado revela una interna feroz que debilita al gobierno.

  • 16/07/2025 • 14:22




La interna libertaria dejó de ser un secreto a voces y ahora tiene voz oficial. Guillermo Francos, jefe de gabinete y principal operador político de Javier Milei, reconoció que el enfrentamiento con Victoria Villarruel generó una "crisis política" dentro del gobierno. Así, el funcionario blanqueó lo que la Casa Rosada intentó ocultar durante semanas: el oficialismo está en guerra consigo mismo.

La disputa entre el Presidente y su vice escaló con fuerza en los últimos días, luego de que Villarruel impulsara en el Senado una ley de movilidad jubilatoria que fue rechazada por Milei con duros ataques. El mandatario llegó a tildarla de “traidora” y a deslizar que trabaja para el kirchnerismo. Pero los gestos recientes muestran que el quiebre no fue solo discursivo: Villarruel dejó de asistir a actos oficiales y decidió blindarse en su despacho, rodeada de asesores y en modo resistencia.

 

                            Milei reposteó una seguidilla de
 

 

                
 

Francos, que siempre ofició como amortiguador de los choques internos, esta vez no pudo disimular la tensión. En declaraciones públicas, admitió que “es evidente que hay una crisis política” y pidió bajarle el tono al conflicto. Pero sus palabras llegan tarde: la interna ya se comió buena parte de la gobernabilidad y encendió todas las alarmas.

El problema para Milei es que Villarruel no está sola. Detrás de su figura se encolumnan senadores dialoguistas, sectores del PRO clásico, representantes del Ejército y, sobre todo, una parte del electorado libertario que empieza a desconfiar del rumbo errático del Presidente. La disputa es también estratégica: Villarruel representa una visión conservadora tradicional, mientras que Milei encarna un anarcocapitalismo mesiánico sin red institucional.

Lo que queda claro es que el experimento libertario cruje por dentro. La falta de estructura partidaria, la improvisación y el personalismo extremo están generando un desgaste prematuro. La pelea con Villarruel es apenas el síntoma más visible de un gobierno que empieza a fracturarse antes de cumplir su primer año. Y en ese contexto, las palabras de Francos son más que un sincericidio: son la confirmación de que, puertas adentro, el fuego ya está descontrolado.

 

 

 

  

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