En medio del terremoto político y judicial que generó el fallo de la jueza Loretta Preska por el caso YPF, el gobernador bonaerense *Axel Kicillof salió con todo contra Javier Milei*, quien lo había responsabilizado públicamente por la sentencia. La respuesta no se hizo esperar: > “El fallo es un disparate jurídico al servicio de intereses extranjeros. Y Milei está del lado de esos fondos buitres”. Kicillof, que fue el arquitecto de la expropiación de YPF en 2012 como ministro de Economía de Cristina Kirchner, defendió esa decisión como “una política estratégica y soberana”. Y fue más allá: *acusó a Milei de no haber apelado la condena a tiempo y de buscar ahora un chivo expiatorio.*   *El pase de facturas* La tensión entre ambos escaló luego de que Preska ordenara que Argentina transfiera el 51% de las acciones de YPF a Burford Capital. Desde el oficialismo nacional afirman que la expropiación fue mal hecha y que por eso el país terminó condenado. Pero para Kicillof, esa es una excusa: > “Milei no presentó apelaciones. No defendió al país. Se arrodilló. Y ahora quiere lavarse las manos.” El gobernador bonaerense también cuestionó la estrategia judicial actual del Gobierno: “Hoy vemos a un presidente que prefiere pagarle a los buitres antes que dar pelea”. *YPF, en el centro del fuego cruzado* El caso YPF se convirtió en un campo de batalla político. Mientras el Gobierno busca frenar la ejecución del fallo o abrir una eventual negociación, desde la oposición lo acusan de negligencia jurídica. El kirchnerismo, por su parte, reivindica la estatización como un acto soberano y ve en el fallo una avanzada “del poder financiero internacional”. Kicillof cerró su mensaje con tono electoral: > “Vamos a defender YPF, nuestros recursos y nuestra soberanía. Aunque Milei se enoje.”   La disputa por YPF ya no es solo judicial. Es una pelea política de fondo por el modelo de país.