La interna del peronismo estalló tras la confirmación de la condena contra Cristina Kirchner por parte de la Corte Suprema. Dos de las principales figuras del espacio expusieron posiciones opuestas que reflejan la incertidumbre y la falta de conducción en el oficialismo: Juan Grabois planteó abiertamente la posibilidad de llamar a la abstención electoral como forma de protesta, mientras que Sergio Massa propuso todo lo contrario: armar un gran frente peronista para competir contra el oficialismo libertario de Javier Milei.   Durante un acto en la sede porteña del PJ, Grabois sorprendió a propios y ajenos al sugerir que el peronismo debería evaluar no presentarse a las elecciones si persiste lo que considera una "proscripción judicial" contra Cristina. "Si no podemos elegir a la candidata que quiere el pueblo, quizás no debamos convalidar esta farsa", disparó el dirigente social, desatando incomodidad entre la cúpula partidaria. Pero la respuesta no tardó. En el mismo encuentro, Sergio Massa pidió abandonar el tono rupturista y propuso armar un "gran frente nacional y popular" que nuclee a todo el peronismo para enfrentar al oficialismo de Milei en 2025. "No podemos regalarle el Congreso a la derecha libertaria. Hay que estar más unidos que nunca", reclamó el ex ministro de Economía, que busca reposicionarse como líder moderado en medio de la crisis. El contrapunto dejó al descubierto la fractura que atraviesa al peronismo: por un lado, los sectores duros que denuncian proscripción y exigen medidas extremas, como la abstención o la movilización permanente. Por otro, quienes —como Massa— entienden que la única salida es competir en las urnas para evitar la consolidación del oficialismo libertario. En los pasillos del PJ circulan versiones de que Máximo Kirchner respalda en silencio la idea de armar un frente amplio, mientras que otros sectores vinculados a La Cámpora todavía analizan el impacto real de la condena en el electorado. La discusión también expone la soledad política de Cristina, que tras la confirmación de su sentencia evalúa mantenerse al margen de las definiciones electorales, al menos por ahora. En este clima de tensión, la conducción del PJ nacional convocará en los próximos días a una cumbre ampliada para definir la estrategia, aunque por ahora las posturas parecen irreconciliables. El peronismo vive su momento más incierto en años: fracturado, sin líder claro y con el fantasma de una derrota histórica si no logra una síntesis política que lo saque de la parálisis.