El microcentro porteño volvió a teñirse de banderas, bombos y olor a choripán. Desde la mañana, agrupaciones kirchneristas comenzaron a copar los alrededores de la sede nacional del Partido Justicialista para bancar a Cristina Kirchner frente a la inminente resolución de la Corte Suprema en la causa Vialidad, que podría sellar su destino judicial y político. El clima es tenso. Las columnas de La Cámpora, el Movimiento Evita, el Frente Patria Grande y la CTA Autónoma se hicieron presentes con mensajes directos a los magistrados: “La proscripción no pasará”, “La Corte es la casta” y el ya clásico “Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”. Nadie disimula la preocupación, pero tampoco el desafío. Mientras tanto, la Policía Federal y Gendarmería desplegaron un importante operativo en la zona para evitar incidentes mayores. Desde el Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich monitorean cada movimiento en tiempo real. El Gobierno quiere evitar un estallido, aunque sabe que la situación es sensible. En el interior del edificio del PJ se vivieron horas frenéticas. Cristina Kirchner pasó la jornada reunida con su círculo de confianza: Máximo Kirchner, Wado de Pedro, Mayra Mendoza y dirigentes bonaerenses que llegaron para evaluar los pasos a seguir. Axel Kicillof, aunque en un segundo plano, también envió señales de apoyo con una comitiva que lo representó. El mensaje de la militancia fue rotundo: si la Corte decide su proscripción política, la respuesta será en la calle. “Este es sólo el primer acto de un plan de lucha”, deslizó un dirigente de La Cámpora ante la consulta de El Pulso Político. Algunas agrupaciones anticiparon incluso un posible acampe si la sentencia es adversa. “No nos vamos hasta que se caiga este fallo trucho”, gritó un militante con megáfono en mano, mientras flameaba una bandera de “Cristina 2025”. El fallo podría conocerse en cualquier momento y la tensión se palpa en el aire. Por ahora, el peronismo muestra músculo en la calle y advierte: si la proscriben por los jueces de la Corte, la reacción popular será inevitable. En la Casa Rosada reina el silencio. Nadie quiere salir a opinar en voz alta sobre la suerte de Cristina, pero en los pasillos reconocen que un fallo adverso podría tener impacto en la calle y en la economía. “Ojo con los mercados mañana”, deslizó un funcionario con gesto de preocupación. El peronismo ya encendió los motores. La Corte define el futuro de Cristina, pero la militancia ya eligió el campo de batalla: la calle.