El gobernador Axel Kicillof sorprendió a propios y extraños al presentarse en la sede del Partido Justicialista para brindar su respaldo explícito a Cristina Kirchner, justo en la antesala de un posible fallo judicial adverso en la causa Vialidad. Su participación en el acto, que hasta último momento estaba en duda, marcó un giro en la interna del PJ: el mandatario bonaerense decidió dejar de lado diferencias y alinearse con el núcleo duro del kirchnerismo en un gesto de unidad ante la ofensiva judicial que sacude al espacio. La decisión de Kicillof no fue menor. Venía mostrando una postura ambigua en los últimos meses, buscando despegarse de la lógica de la “persecución política” que agita el sector más combativo del peronismo. Sin embargo, la presión del contexto, sumado al riesgo de una posible condena firme contra la ex presidenta, lo empujaron a cerrar filas y enviar un mensaje claro: si la justicia avanza sobre Cristina, él estará del mismo lado. La asistencia de Kicillof también tiene un peso simbólico: demuestra que, a pesar de las diferencias estratégicas y las disputas por el liderazgo futuro del espacio, el gobernador comprende que la supervivencia del peronismo depende, en gran parte, de mantener cohesionada a su base. Y en tiempos de debilidad, ningún dirigente puede darse el lujo de jugar en soledad. El acto en Matheu no sólo buscó mostrar respaldo a Cristina, sino también enviar una señal hacia el interior del PJ: la unidad es prioritaria frente a los embates del oficialismo libertario y la Justicia. En ese marco, Kicillof volvió a posicionarse como un actor central en el tablero opositor, quizás como una de las figuras con mayor volumen político para encabezar una eventual reconstrucción del espacio.