El corte en Puente La Noria desató más que caos vehicular: reavivó la interna feroz entre Nación y Provincia por la gestión de la seguridad. Patricia Bullrich no dejó pasar la oportunidad y cargó contra Axel Kicillof al calificar de “tardía e ineficaz” la intervención de la Policía Bonaerense en el operativo para liberar el acceso.   “Siempre tarde”, disparó la ministra en declaraciones públicas, visiblemente molesta por la demora en el desalojo del piquete. El corte fue protagonizado por organizaciones sociales que reclamaban asistencia alimentaria y planes para comedores. Según fuentes del ministerio, el protocolo antipiquetes no se aplicó a tiempo y la situación derivó en tensiones con automovilistas varados por horas. Bullrich comparó el accionar con el que aplica su cartera en jurisdicciones federales: “Nosotros actuamos rápido, con firmeza y en el marco de la ley. Lo que se vio en Puente La Noria es una falta total de conducción política”. Desde La Plata, en cambio, minimizaron los dichos. Funcionarios bonaerenses deslizaron que la respuesta de la Policía estuvo condicionada por la necesidad de evitar una escalada de violencia. Pero el trasfondo real es político: la ministra refuerza su presencia mediática en el conurbano, una zona que Juntos por el Cambio busca reconquistar, mientras el gobernador intenta contener los embates por derecha y por izquierda. El episodio también dejó en evidencia la ausencia de una coordinación fluida entre las fuerzas federales y provinciales. Aunque comparten responsabilidad en zonas limítrofes, como Puente La Noria, no hubo una acción conjunta ni previa planificación. En Casa Rosada leyeron esto como otro capítulo de la guerra fría con el peronismo bonaerense, que resiste el endurecimiento de los protocolos. En los próximos días, Bullrich tiene previsto reunirse con intendentes del conurbano para fortalecer la articulación directa con municipios. Su mensaje es claro: “Si la Provincia no puede, vamos a estar nosotros”. La tensión entre Nación y Provincia por el control del espacio público promete nuevos episodios. Y con la campaña electoral ya lanzada de facto, cada corte puede convertirse en un acto político.