En un plenario cargado de simbología y discursos pasados de nostalgia, el peronismo bonaerense conmemoró los “20 años” del arribo de Néstor Kirchner a la Casa Rosada. Pero el acto dejó algo más potente que las palabras: una ausencia en la foto. Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof —los dos principales referentes del kirchnerismo en la actualidad— evitaron compartir escenario. No hubo saludo, ni abrazo, ni siquiera un cruce forzado ante las cámaras. Ambos participaron del evento, sí, pero en momentos distintos y sin compartir espacio físico. Cristina habló por la tarde; Kicillof, al cierre. Esa decisión no fue casual ni logística: marca con claridad el momento tenso que vive el peronismo, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde se juega mucho más que una elección. Se disputa el liderazgo de un espacio en crisis. La ex presidenta se mantuvo firme en su rol de “madre fundadora” del proyecto. Su discurso giró en torno al legado de Néstor, los años dorados y la “traición” de ciertos sectores del PJ que hoy buscan correrse del kirchnerismo duro. Pero el nombre de Kicillof, su ex ministro de Economía y actual gobernador, apenas si fue mencionado. Y lo mismo ocurrió a la inversa. Axel, por su parte, dio un mensaje más enfocado en la gestión, los desafíos de la provincia y, sobre todo, en la construcción de un futuro político propio. Su creciente autonomía y la red de intendentes que lo apoyan han generado incomodidad en el entorno de Cristina, que ya no lo ve como un delfín, sino como un eventual competidor. La postal final fue más que simbólica: 20 años de historia, pero una distancia política palpable. La pregunta que sobrevuela el peronismo es simple: ¿quién conduce? Cristina se resiste a soltar. Kicillof empuja por su lugar. Y la base, entre la desilusión y el desconcierto, sigue esperando señales de unidad que no llegan. Mientras tanto, el Frente Renovador le pide a Massa que vuelva, Grabois insiste con su candidatura, y el PJ se debate entre una renovación postergada y el déjà vu permanente. En el peronismo, 20 años no es nada… o quizás demasiado.   Cristina & Axel: una relación de poder, lealtades y distancia  2011 – El descubrimiento Cristina lo convoca como viceministro de Economía, bajo la conducción de Hernán Lorenzino. Rápidamente, se convierte en una de las voces más escuchadas del gabinete.  2013 – El salto Tras la salida de Guillermo Moreno y un conflicto creciente con el equipo económico, Kicillof es ungido como ministro de Economía. Se transforma en el rostro económico del kirchnerismo tardío.  2014 – Fondo Buitre y cadenas nacionales Gana centralidad con su discurso en la ONU contra los fondos buitre. Cristina lo exhibe como "el heredero técnico", con apoyo en sectores juveniles y académicos.  2015 – Candidato sin gestión CFK lo impulsa como candidato a diputado nacional. Asume sin entusiasmo político, pero mantiene su perfil alto. Ya había señales de que no se veía como un simple ejecutor.  2017 – Fractura con el PJ Mientras muchos dirigentes se alejan del kirchnerismo, Kicillof se mantiene leal. Recorre la provincia y arma lentamente su red territorial.  2019 – Cristina lo elige gobernador Lo impone como candidato en la provincia, pese al recelo de intendentes. Gana con amplio margen. Es su gran apuesta electoral tras dejar la presidencia.  2021 – Autonomía creciente Axel arma su propia mesa política. Tensión con La Cámpora y con el núcleo duro cristinista. Su liderazgo empieza a incomodar.  2023 – Reelección con tensiones Retiene la provincia, pero evita la nacionalización de su campaña. Cristina no participa activamente. El vínculo personal empieza a desgastarse.  2025 – La no-foto En el acto por los 20 años de la llegada de Néstor, no comparten escenario. La distancia política ya no se oculta. Kicillof busca proyectarse sin Cristina.