Provincias y CABA

Alarma en el kirchnerismo bonaerense: temen una legislatura hostil por la baja participación en las elecciones

El cristinismo encendió las luces rojas ante los últimos sondeos que anticipan un bajo nivel de participación electoral en la provincia de Buenos Aires. Con un peronismo dividido y sin candidato fuerte, el riesgo es perder peso legislativo y quedar a merced de una oposición articulada tras Milei y sectores del PRO.

  • 30/05/2025 • 19:25

El clima en el kirchnerismo bonaerense está lejos de la euforia electoral. Muy por el contrario, reina la preocupación. A menos de tres meses de las elecciones provinciales, las alarmas se encendieron en los principales despachos del Senado y la Legislatura: los números de participación proyectados son preocupantes, y podrían derivar en una nueva composición parlamentaria adversa para el peronismo.

Los informes internos que manejan los armadores del oficialismo provincial muestran un escenario de apatía ciudadana, con una proyección de participación por debajo del 65%, algo inédito en la historia reciente del distrito. Para el kirchnerismo, este dato es determinante: la baja concurrencia suele favorecer a las fuerzas opositoras, especialmente en distritos donde el voto duro peronista no logra movilizarse.

“No es solo un problema electoral, es un problema político estructural. Si no revertimos la caída del interés ciudadano y no consolidamos un candidato competitivo, podemos perder peso en la Legislatura y quedarnos sin poder territorial”, reconoció a Infobae un legislador del Frente de Todos con base en La Matanza.

La preocupación no es menor: este año se renuevan 46 bancas de la Cámara de Diputados bonaerense y 23 del Senado. Si el oficialismo no logra mantener sus niveles históricos de representación, podría perder la mayoría o incluso caer en la minoría legislativa, quedando a merced de una oposición cada vez más articulada entre el PRO, La Libertad Avanza y los espacios vecinalistas.

En ese contexto, algunos referentes del kirchnerismo promueven una estrategia de “alarma y movilización”: alertar a la militancia y a las bases sobre los riesgos institucionales de una legislatura dominada por fuerzas que buscan “profundizar el ajuste desde la provincia”.

También surgen tensiones internas: algunos sectores responsabilizan al gobernador Axel Kicillof por no jugar un rol nacional que traccione votos en la provincia. Otros apuntan a la falta de un discurso unificado o una campaña que entusiasme a los votantes de base. “Falta épica, falta garra, y sobre todo, falta unidad”, admitió un referente territorial del conurbano.

La advertencia también alcanza al rol de Cristina Kirchner, quien por ahora permanece en silencio público. Muchos esperan una intervención suya que ordene el mapa electoral y defina una estrategia clara para blindar la legislatura ante un eventual avance de las derechas.

Con el reloj corriendo y la dispersión del voto opositor que aún no se consolida, el peronismo bonaerense juega sus cartas entre la advertencia, el miedo y la movilización. Saben que sin legislatura propia, cualquier futuro gobierno —sea provincial o nacional— tendrá el camino empedrado. Y no quieren ser espectadores de su propia derrota.