El Hospital Garrahan, referencia nacional en atención pediátrica de alta complejidad, atraviesa una de las peores crisis de su historia. En los últimos 18 meses, más de 200 trabajadores de planta permanente han renunciado, según denuncian los gremios y el personal médico. Las causas principales son los salarios deprimidos, la sobrecarga laboral y la falta de respuestas por parte de las autoridades Los residentes, que cumplen jornadas de hasta 70 horas semanales, perciben sueldos que rondan los 700 mil pesos mensuales, cifra que no alcanza a cubrir el costo de vida en la Ciudad de Buenos Aires. Enfermeros con una década de antigüedad no superan los 900 mil pesos. Estas condiciones han llevado a un éxodo de profesionales, muchos de ellos con alta especialización, lo que pone en riesgo la calidad y continuidad de la atención médica. Ante esta situación, los trabajadores del hospital votaron en asamblea un paro total de actividades para el jueves 29 de mayo, en reclamo de mejoras salariales y laborales. La medida de fuerza incluye a residentes, médicos de planta, enfermeros y personal administrativo. Además, se prevé una movilización hacia el Ministerio de Salud. El Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, estableciendo un período de 15 días durante el cual las partes deben abstenerse de realizar medidas de fuerza y participar en negociaciones. Sin embargo, los gremios denuncian que esta medida no aborda las causas profundas del conflicto y exigen soluciones concretas. La crisis en el Garrahan ha generado preocupación en el ámbito político. La diputada nacional Carmen Polledo presentó un pedido de informes al Gobierno, solicitando detalles sobre la cantidad de renuncias, las medidas adoptadas para paliar la fuga de profesionales y el estado actual de los programas de formación médica en el hospital El Hospital Garrahan es financiado en un 80% por el Estado nacional y en un 20% por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Las autoridades del hospital aseguran que ambas jurisdicciones vienen cumpliendo con sus compromisos, pero los trabajadores sostienen que los fondos son insuficientes para garantizar salarios dignos y condiciones laborales adecuadas. La situación en el Garrahan pone en evidencia la fragilidad del sistema de salud pública en Argentina y la necesidad urgente de políticas que prioricen la inversión en recursos humanos y la calidad de la atención médica.