La tensión entre el Gobierno nacional y las provincias suma un nuevo capítulo. Esta vez, el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, quien había mostrado sintonía con Javier Milei en los primeros meses de gestión, decidió marcar distancia y denunciar públicamente el abandono del interior por parte de la Casa Rosada. “El Gobierno nacional no conoce ni se preocupa por el interior”, disparó Weretilneck, visiblemente molesto por la paralización de obras viales fundamentales para su provincia. Entre ellas, mencionó la Ruta Nacional 22, una arteria clave para la conectividad y el desarrollo económico de la región. El mandatario provincial anunció que recurrirá a la Justicia para exigir la reactivación de estos proyectos, argumentando que la inacción del Ejecutivo nacional pone en riesgo la seguridad vial y el crecimiento de las economías regionales. Weretilneck también cuestionó la falta de diálogo y coordinación por parte del Gobierno central: “No hay una mirada federal. Las decisiones se toman desde Buenos Aires sin considerar las realidades y necesidades de las provincias”. Estas declaraciones reflejan un creciente malestar entre los gobernadores, incluso aquellos que inicialmente respaldaron al presidente Milei, ante lo que perciben como una gestión centralista y desconectada de las problemáticas del interior del país.  La ruptura de Weretilneck con la Casa Rosada se suma a una serie de desencuentros entre el Gobierno nacional y distintos mandatarios provinciales. La falta de cumplimiento de compromisos asumidos, la paralización de obras públicas y la ausencia de políticas que contemplen las particularidades de cada región han generado un clima de creciente tensión y desconfianza. En este contexto, las palabras de Weretilneck resuenan como un llamado de atención sobre la necesidad de reconstruir un verdadero federalismo que contemple y respete las voces y necesidades de todas las provincias argentinas.