Política y economía global

Tras la victoria en CABA, acciones argentinas en Wall Street casi borran las pérdidas del año

El triunfo del oficialismo en las elecciones legislativas porteñas impulsó una fuerte suba de las acciones argentinas en Nueva York. El índice Merval en dólares alcanzó los 2.050 puntos, y los papeles bancarios lideraron las ganancias.

  • 20/05/2025 • 11:34

La sorpresiva victoria del oficialismo en las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires, encabezada por el vocero presidencial Manuel Adorni, tuvo un efecto inmediato en los mercados financieros. Las acciones argentinas que cotizan en Wall Street protagonizaron un fuerte rebote y estuvieron a punto de borrar las pérdidas acumuladas en lo que va del año, en una muestra de renovado optimismo inversor.

El índice Merval, medido en dólares, cerró este lunes en torno a los 2.050 puntos, una suba significativa respecto al piso de 1.750 que había tocado a fines de abril, en medio de una fuerte incertidumbre política y económica. La reacción positiva fue atribuida principalmente al resultado electoral en CABA, que no sólo consolidó la estrategia libertaria en un distrito clave, sino que también mostró capacidad de retener votos tras meses de ajuste fiscal y conflictividad social.

En este contexto, los papeles bancarios lideraron las ganancias. Banco Supervielle escaló un 6,7%, Banco Macro subió 4,4%, mientras que Banco Galicia lo hizo un 2,7%. También mostraron mejoras significativas empresas del sector energético y tecnológico con presencia local, impulsadas por expectativas de mayor estabilidad política y menor presión regulatoria en el mediano plazo.

“Los resultados en la Ciudad reafirman que Milei no ha perdido respaldo en un electorado clave. El mercado lo interpreta como una señal de gobernabilidad y continuidad del rumbo económico”, explicó a El Pulso Político un operador de una sociedad de bolsa con base en Nueva York.

Los bonos soberanos en dólares también acompañaron la tendencia alcista, aunque con menor intensidad: subieron en promedio un 1%, aunque todavía operan en niveles deprimidos y con rendimientos cercanos al 20%, lo que refleja la desconfianza estructural del mercado sobre la capacidad de pago de la deuda argentina.

Entre los motivos de cautela, los analistas destacan el bajo nivel de reservas del Banco Central, la persistente inflación y la falta de definiciones concretas sobre el plan de desregulación monetaria que el Gobierno pretende implementar en la segunda mitad del año. De hecho, algunos informes de bancos internacionales subrayan que el rebote actual podría ser más técnico que estructural, aunque no niegan que el factor político fue determinante para el cambio de clima en el corto plazo.

Otro dato que alentó a los inversores fue la oficialización, mediante el Decreto 333/2025, de la baja de aranceles para la importación de celulares y electrodomésticos. La medida es vista como una señal de compromiso con la apertura comercial y la reducción del “costo argentino”, uno de los reclamos históricos del sector privado.

Por ahora, la euforia bursátil no logró traducirse en un impacto sustancial sobre el dólar financiero, que se mantuvo estable en torno a los $1.150. Sin embargo, en el mercado señalan que si la tendencia se sostiene y el Gobierno logra avanzar con reformas pendientes –como la nueva Ley Bases y la restitución del Impuesto a las Ganancias para altos ingresos– podría haber una mejora en los activos locales más sostenida.

“Lo que vimos hoy fue una muestra de lo rápido que puede cambiar el humor del mercado ante señales políticas favorables. La clave está en no dormirse en los laureles y capitalizar esta confianza con medidas concretas”, advirtió un analista de una firma internacional con sede en Londres.

En el equipo económico celebran el rebote, aunque evitan euforias. En privado reconocen que la consolidación política es una condición necesaria, pero no suficiente, para encarrilar definitivamente la economía. Y que el desafío de los próximos meses será evitar que el escenario electoral favorable se diluya en medio de tensiones sociales, resistencia sindical y un Congreso aún hostil.