La confirmación de dos casos de lepra en Salta durante este año reavivó las alarmas sanitarias en una de las provincias más postergadas del país. El último diagnóstico fue en Tartagal, en el departamento San Martín, donde un paciente presentó síntomas compatibles con la enfermedad, como manchas con pérdida de sensibilidad, hormigueos y lesiones cutáneas. El primer caso del año se había registrado semanas atrás en la misma región, lo que genera preocupación por un posible foco endémico no contenido. La lepra —conocida también como enfermedad de Hansen— es una patología infectocontagiosa crónica causada por la Mycobacterium leprae, que afecta la piel, los nervios periféricos, las vías respiratorias superiores y los ojos. Aunque es curable con tratamiento multidrogas (MDT), su diagnóstico temprano es clave para evitar discapacidades permanentes. La transmisión requiere contacto estrecho y prolongado con personas no tratadas, pero en contextos de hacinamiento, falta de higiene y ausencia de controles sanitarios, puede propagarse sin ser detectada a tiempo. Desde el Ministerio de Salud de Salta remarcaron que ambos pacientes están recibiendo tratamiento gratuito, según lo que establece el Programa Nacional de Control de la Lepra. Sin embargo, fuentes del sistema sanitario provincial expresaron malestar por la falta de apoyo y comunicación por parte de Nación. "No hubo alertas epidemiológicas, ni asistencia técnica ni refuerzo presupuestario", aseguraron desde el área de epidemiología. Este episodio se da en un contexto de profundos ajustes presupuestarios por parte del gobierno nacional, que incluyeron recortes en áreas sensibles como salud, educación y asistencia social. En regiones como el norte argentino, donde la vulnerabilidad estructural es más marcada, los efectos se sienten con mayor intensidad. Según datos oficiales, Salta concentra uno de los mayores índices de pobreza infantil del país, lo que agrava la posibilidad de brotes de enfermedades ligadas a las condiciones de vida precarias. Especialistas advierten que la aparición de casos de lepra —una enfermedad que en muchos países está prácticamente erradicada— es un síntoma de un sistema de salud en crisis. "La lepra no vuelve sola. Aparece cuando se desfinancia la atención primaria, se achican los operativos territoriales y se rompe el vínculo entre el sistema de salud y la comunidad", explicó un médico infectólogo del Hospital del Milagro. Además del impacto sanitario, la situación se vuelve un tema político sensible. La oposición ya comenzó a señalar que estos casos evidencian las consecuencias de un ajuste "inhumano" y de la decisión del gobierno nacional de desmantelar políticas de salud territorial. Desde los gremios del sector salud, como ATE y CICOP, advirtieron que en muchos hospitales del norte argentino faltan insumos básicos, medicamentos y personal especializado. En este escenario, crece la presión sobre el Ministerio de Salud nacional, que hasta el momento evitó pronunciarse públicamente sobre los casos. En paralelo, desde organizaciones sociales como la CCC y Barrios de Pie reclamaron que se reactiven los programas de prevención de enfermedades infecciosas y se refuerce el sistema de atención primaria en las zonas más críticas. Los dos casos de lepra en Salta no solo reflejan un problema de salud. Son también una señal de alarma sobre las consecuencias sociales y humanas de los recortes presupuestarios y la desarticulación del Estado en territorios históricamente marginados